domingo, 4 de octubre de 2020

El anime de Memorias de Idhún es una cosa.

El anime de Memorias de Idhún salió hace casi un mes y, como era de esperar, es un desastre. Pero también como era de esperar, eso tampoco le ha importado mucho a nadie. Basada en la franquicia de literatura juvenil española más importante de España, Memorias de Idhún es una anomalía que me tiene muy confuso desde que la leí, porque estos libros son... no son buenos. Y aún así no pude parar de leerlos. Tienen tantas ideas y tan poco control a la hora de presentarlas que lo único que podía hacer es seguir leyendo, y eso que me ha pasado a mí le ha pasado a mucha otra gente. 

Una cosa extraña que pasa con Memorias de Idhún es que en muchas ocasiones, cuando hay una comunidad de fans de algo que no está ampliamente considerado como genial, se produce una defensa férrea de la saga en cuestión. Este no es el caso de Memorias de Idhún. A la gente le encanta la saga, sí, pero tiene bastante más que ver con el hecho de lo han leído de adolescentes (el más que claro público objetivo) y/o mi caso particular, que es que encuentro todas las situaciones planteadas por Laura Gallego a lo largo de la saga increíblemente divertidas, a pesar de que no respeten su propio trasfondo, una caracterización con sentido o la lógica más elemental. Así que ahora te encuentras a muchísima gente que adora los libros con fervor pero que admitirán abiertamente que, a ver, buenos tampoco son, pero te ríes.

El problema es que no hemos podido ver nada de eso en esta primera temporada, porque sólo tiene cinco episodios y abarca desde el  asesinato de los padres de Jack hasta justo antes de la elipsis de dos años en la historia que marca la segunda mitad del libro. Y esa es la putada, que lo verdaderamente interesante, incluyendo la idea de cerebro galaxia que es Chris Tara, empieza en lo que será la segunda temporada. Aparentemente esto de producir pocos episodios es un movimiento que Netflix suele hacer cuando no lo terminan de tener claro, pero tiene el problemón de que corta la historia justo cuando las piezas estaban en su sitio y empezaba a coger velocidad.

Sobre la animación, la verdad es que estoy en un punto un poco raro. No es Kyoto Animation, desde luego, pero no es terrible. Desde luego no es el anime de Persona 5, pero es verdad que la animación es estática en sitios donde no debería serlo. Lo que me parece aún más raro son las quejas de la gente que definitivamente no ha leído los libros de que no hay química entre los personajes, que hay escenas que sobran, o son demasiado largas o fluyen entre sí muy malamente... en general, que está mal escrita. Y, siento decir esto, pero eso es en realidad bastante fiel a los libros, este anime está funcionando como debe para hacer una buena adaptación. Por eso precisamente lo de los cinco episodios es un problemón, porque sólo contribuye a engrandecer el problema que siempre estuvo allí.

Así que tenemos un anime no muy bien hecho que adapta una serie de libros que de por sí ya parecen un anime pocho y con un fandom con alta tolerancia a las cosas hechas regular. Esto estaba hecho. Ni siquiera tenía que ser especialmente bueno. Nada podía salir mal.

Hasta que salió mal.

Hablar del doblaje (perdón, "interpretación vocal") de Memorias de Idhún a estas alturas es como darle toquecitos a un cadáver con un palo, así que lo dejaré simple: Laura Gallego colaboró en el casting de actores de doblaje para sus personajes, un casting que Netflix se pasó por el forro de la billetera porque el marketing manda, así que en vez de eso contrató a actores de otras series de la marca, como Élite o Las Chicas del Cable. La comparación con el doblaje inglés daría risa si no fuera tan triste. En el caso del personaje de Victoria, en el doblaje español tenemos a la absoluta máquina que es Michelle Jenner y sólo en esa caso está a la altura del doblaje inglés, en el que tienen a otra titán como es Erika Harlacher (de la que ya hablamos en este blog). Sin embargo, en el resto de casos nos pegan sopas con honda. En el doblaje inglés tienen voces que van desde funcional a excelente, con un Johnny Yong Bosch en su salsa como Kirtasch. En el doblaje español da igual que esté Jenner dándolo absolutamente todo, porque el resto de voces no acompañan en absoluto. Es más, esa distancia abismal entre Michelle y el resto sólo hace las escenas más raras. La cuestión aquí es que, aún con ese doblaje terrible, lo hubiera podido tolerar, o incluso le hubiera añadido otro toque a ese encanto camp que ya tiene desde los libros.

Entonces tuvieron que asomar la cabeza.

Sergio Mur, la voz de Kirtash, decidió defenderse en Instagram de las críticas diciendo que él no es actor de doblaje porque él es la "voz original" de Kirtash, y que no iba a tolerar que le vetaran de otra de las formas que tiene de ganarse los garbanzos. Así mismo, Borja Terán (que dice que es periodista, pero eso desgraciadamente hoy en día no es decir gran cosa), acusaba al público de "doblajitis" y que no estábamos acostumbrados a "un estilo de doblaje más natural", que sólo nos gustaba el doblaje de Michelle Jenner porque estábamos acostumbrados. Hay tantas cosas mal que ni sé por dónde empezar, pero a saber: que la peor voz de todo el cast sea la que se cabree tiene tal retranca detrás que la carta parece escrita por Ramón Gómez de la Serna, que Sergio hable del doblaje como una cosa que puede hacer cualquiera como si los cursos de formación hechos para ello no duraran dos años, que Borja considere que leer en voz alta y además mal un guión es más natural que, en fin, aportar un mínimo de emoción, que ninguno de los dos sea incapaz de entender que en la animación la voz es una parte esencial del personaje y vehículo emocional de toda la historia, que hayan tomado a todo el público por gilipollas y, por último y mucho más importante, que hayan faltado al respeto de esa forma a toda la industria en la que han entrado con las botas llenas de barro, incluyendo a su propia compañera. 

En resumen, este anime es un desastre, pero es exactamente el desastre que estaba esperando y quiero más. Tan solo hay un aspecto que hay que mejorar inmediatamente, y eso no tiene nada que ver con los libros. 


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