sábado, 31 de octubre de 2020

Don Juan Tenorio es mi historia de Halloween favorita.

Hoy se supone que es el día de los sustos. Aunque este año ese día ha sido todos los días, ¿no creen? No, esperad, con la escoba no, NOOOOOO.
¿Por dónde iba? Ah, sí, Halloween. Hoy es el día de pasar miedo y para ello todo el mundo comparte sus historias y pelis de miedo favoritas. Y por una vez, yo voy a ser una de esas personas. Voy a hablar de mi historia de miedo favorita y de por qué debe considerarse una de las mejores cosas de Halloween jamás hechas: el Don Juan Tenorio de José Zorrilla. 

DEJAD LA ESCOBA EN SU SITIO, PUÑETA, VOY A EXPLICARME. 





EL MITO DEL DON JUAN

Todo el mundo conoce a Don Juan. Seductor, pendenciero y retador. La razón atropelló, la virtud escarneció y a la justicia burló. ¿Pero por qué demonios es tan conocido en primer lugar? Bueno, para empezar, hay varios personajes históricos que podrían ser candidatos para ser la versión real de Don Juan, como Miguel de Mañara o Juan de Tassis, pero tenéis que entender también que en literatura casi todo está inventado ya, al menos en los esqueletos de las historias. Seguro que ya conocéis la figura del héroe, pero como esa hay muchas más: el pastor enamorado de la literatura bucólica, la vieja trotaconventos, la mujer lánguida del romanticismo, el gracioso del teatro barroco... Y el burlador.

El burlador es, principalmente, un seductor. En la época en la que la virginidad de la mujer es consideraba su valor más importante, los matrimonios se hacían a ojos de Dios y la jerarquía era férrea, el burlador ignoraba todo eso por su propia soberbia. Nada está fuera de los límites para él. En el Don Juan de Zorrilla, esto se ve cuando don Juan y Don Luis se reúnen en un bar para repasar su apuesta de cuántas mujeres eran capaces de seducir, dando nota de que a Don Juan le faltan una mujer prometida y una novicia. Y Don Juan, en el mayor flexeo que un hombre heterosexual es capaz de concebir, decide que va a seducir a la prometida de Don Luis.

Pero no es solo la seducción. Don Juan es burlado porque, principalmente, se la suda todo. Ninguna autoridad, incluyendo el rey (y en la época del Don Juan el rey era la autoridad absoluta y Deus Ex machina de muchas historias), puede detenerle. Ni siquiera la amenaza del castigo divino es suficiente para detenerle. Un clásico de bastantes versiones del Don Juan es que alguien le dice que se arrepentirá el día de su muerte, cuando le llegue el juicio. Y él siempre responde lo mismo: "tan largo me lo fiáis".

Pero todo esto ya lo sabe todo el mundo y, peor aún, nada de eso da miedo. Pero la cosa es que para cumplir con el mito del Don Juan no basta sólo con el seductor al que le dan igual las normas. Hay otro componente necesario que se ha olvidado en el tiempo.







LA CENA CON EL MUERTO 

Hoy en día, cuando se hace una película sobre un personaje seductor, suele acabar con el protagonista sufriendo las consecuencias de sus actos. Puede que se arruine, puede que coja una enfermedad o incluso puede que se enamore y no sea correspondido, y esa desgracia final tiene algo que ver con el Don Juan... pero no es el Don Juan, porque para tener un Don Juan la consecuencia solo puede ser una: el juicio divino tras una cena con un muerto.

La cosa va así: después de seducir a varias mujeres y de que todo el mundo le diga que es un gilipollas y que lo va a pagar caro, Don Juan acaba matando a alguien y se tiene que ir de la ciudad. Tiempo después, va, al cementerio y se encuentra con la tumba de la persona a la que ha matado, de la cual se burla invitándole a cenar. Y aquí viene el susto:

La estatua de la tumba va a la cena.

No sólo va a la cena, sino que el muerto invita de vuelta a Don Juan a su casa (o sea, al cementerio). Una vez allí, y con una cena compuesta de cosas asquerosas y podridas, el muerto avisa a Don Juan de que su final está muy cerca y que es su última oportunidad para arrepentirse antes de ser juzgado. Y tan cerca que está su muerte, como que el funeral que está pasando por el cementerio justo en ese momento es el del propio Don Juan. ¿Que cómo es eso posible siquiera? ¿No era que en Halloween la barrera ente los vivos y los muertos es más débil que el resto del año?

Muchas veces se ha dicho que la historia de Don Juan Tenorio no tiene mucho sentido porque Don Juan ha hecho lo que le da la gana y luego se arrepiente y ya está, pero no es tanto "bueno, ahora agacho un poco la cabeza y ya está", sino "oh joder, todo lo malo que he hecho en mi vida se me va a caer encima, mierda, y ahora qué hago". Es más, la versión de José Zorrilla es la única en la que Don Juan se salva, mientras que en todas las demás le mandan derecho al infierno. Y ahora todos somos ateos y súper guays, pero en la España ultracatólica de los siglos XVII a XIX, la perspectiva de la condena eterna debía de dar un miedo que te cagas. Pero aún sin eso, que un fantasma literal de tu pasado venga a juzgarte por todo lo que has hecho suena a historia de terror aquí y en la China popular.

Bueno, vale, Don Juan Tenorio da miedito y, aunque no lo diera, tiene suficientes fantasmas, muertos y cementerios para contar como una historia de terror sobrenatural. Y aún con todo, eso no es el argumento principal por el que el Don Juan califica como historia de Halloween. 






"LA JUNGLA DE CRISTAL" DE HALLOWEEN. 

Uno de los peores chistes de todos los tiempos es que "La Jungla de Cristal" es una película de Navidad porque transcurre en Nochebuena, a pesar de que... en fin, no tiene absolutamente nada que ver con lo que se asocia como película de Navidad. Si seguimos esta regla, el Don Juan no puede ocurrir en otro momento que en la noche de difuntos, o lo que es lo mismo, el día de Todos los Santos y su madrugada, es decir, mañana. Como ya dije antes, esta es la noche en que las almas de los muertos se dan una vuelta por el mundo de los vivos, así que si hay una noche en la que la tumba de alguien puede moverse, es hoy. Tal es la relación entre la fiesta de difuntos y la figura del Don Juan que Don Juan Tenorio era la única obra de teatro que se podía representar el Día de Todos los Santos en la fantasía ultracatólica del Dictador que tenía el culo blanco, también conocida como el franquismo.



Así que ya sabéis, Don Juan Tenorio es mucho más que la historia de un ligón. Es una historia que enseña una lección muy importante: no hagas el gilipollas con las vidas de los demás y sobre todo, por lo que más quieras, no insultes a los muertos, pues a ellos les corresponde el reino de los cielos. 

Excepto si es Margaret Thatcher, a esa que le jodan. 

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